viernes, 11 de abril de 2008

Los empleados de Clarín defienden la corporación mientras kirchner les pega por donde puede

Además de la burda defensa que hicieron del Grupo Clarín el dúo Bonelli-Silvestre en la nota realizada a Luís D'elía, la contraofensiva se extendió durante todo el día en cada uno de los medios que tiene el gran diario argentino. Más allá de que el hombre de la FTV caiga simpático o no, en la puja política entre el gobierno y el poderoso Magnetto salen a la luz cosas ciertas por parte de ambos lados, es como las peleas de pareja, los dos tienen cierto grado de razón y también intereses. Pasemos en limpio; el multimedios es monopólico de acá a la luna, especialmente por obra y gracia del propio Kirchner, como dijo el pastoso Bonelli, Clarín viene apoyando el proceso democrático desde el '83, lo que deja bien en claro que antes no lo hizo. Por otro lado, el gobierno es poco democrático y le tiene pavor a las críticas mediáticas. Los K saben muy bien que una mala prensa acompañada de unos cuantos desaciertos terminan en el 19 de diciembre de 2001. De ahí el temor que despertaron los cacerolazos a favor del campo y la cobertura de los medios. Kirchner siempre utilizó la metodología de la chicana para después negociar. Ocurre que Clarín fue siempre dósil o díscolo según le convino. Los muchachos de Ernestina saben bien que la premisa fundamental para mentenerse en el negocio es "desinformación generalizada con un barniz de objetividad".
Escuchar a Juan Michelli en una farsa de nota entrevistando al mismo Bonelli para pegarle a la inescrupulosa Cristina y defendiendo a Clarín, dio asco. Lorena Maciel dijo con tono autosuficiente "nosotros somos empleados del grupo pero nunca nos mandaron a la plaza a pegarle a ciudadanos pacíficos que se quieren expresar". Increíble ¿no?. Mientras todo esto acontecía, TN mostraba al aire las imágenes del acto de la Presidenta en Bernal donde se veían carteles que le pegaban al propio canal y a Clarín en general. Se daba a entender que toda esta operación del gobierno tenía un hilo conductor; ir en contra de la Libertad de Prensa.

Otros periodístas que trabajaron para el holding, aunque fueron echados como perros y esperan algún día volver a ser tomados en cuenta, defendieron a rajatabla a los muchachos del clarinete. Tal es el caso de Magdalena Ruiz Guiñazú, quien parece haber olvidado que una mañana, de no hace mucho tiempo y cuando ya se encontraba desterrada de su segundo hogar, dijo por el aire de Continental "yo no entiendo como el diario Clarín se ha transformado en un burdo vocero del gobierno".

Por Del Plata, el más conocido jubilado del grupo, Cesar Masetti, decía junto a su columnista, el Gato Silvestre, que era impresionante la cantidad de mails de apoyo que habían recibido desde los Estados Unidos, claro!, de acá, ni el loro.

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