jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo imperdonable: El final de un nene desnutrido en un contenedor de miseria

Una vez le preguntaron al entonces Secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, si se iban a invertir más fondos en materia de cultura. El hombre, que más allá de su impronta aristocrática, guarda un sesgo de racionalidad importante, dijo secamente al periodista algo así: "sabe que pasa, mientras haya chicos que se mueren de hambre en este país, la cultura no debería importarle a nadie". Al otro día el Presidente Kirchner lo echó.
A parte de la información que publicó ayer La Nación, con respecto a las ocho muertes diarias de niños en el país por hambre, cosa de la que hablamos en reiteradas oportunidades en este blog, hoy nos desayunamos con la aparición del cadáver de una criatura de cuatro años desnutrida tirada en un contenedor en la zona de Constitución. Todavía no paro de llorar...
Claro, mientras pasa en las provincias más pobres del noroeste argentino oímos la información al pasar como si fuera dada por el National Gegraphic desde algún país lejano del Africa. Ahora la muerte golpea a nuestras puertas y como dijo Di Tella todo lo demás tendría que perder sentido. Los modelitos de Cristina en sus viajes millonarios dan asco, los actos y campañas organizados con fondos públicos son vomitivos, la guita que se gasta en mantener a medios y periodistas adictos repugnan, todos los recitales, eventos y actividades relacionadas al arte y la cultura que se solventan desde el fisco con cachet desorbitantes para los artistas "populares" son nauseabundos, la idea de generar consumo "dando créditos" imposibles para comprar autos es dantesca, el pago a los organismos internacionales apesta, y los privilegios de toda la pestilente clase política da diarrea. No seamos cómplices de esto. Nuestros silencios mientras paseamos el perrito, hacemos las compras con el changuito, pagamos los impuestos, pensamos en el autito, las vacaciones, el cine, el teatrito, esta puta banda ancha, las fiestitas de fin de año (como la del posteo anterior, porque somos autocríticos aunque no parezca), el ascensito en el trabajo, y toda la mierda que nos cataloga como burgueses conservadores, adormecidos y conformistas, va a terminar por avergonzarnos. Avergonzarnos de la misma manera en que nos avergonzamos cuando nos dimos cuenta de como callamos o miramos para otro lado mientras Videla, Massera y Agosti mataban a los que habían hecho algo, pero algo para cambiar toda esta bazofia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que Dios nos perdone...

Anónimo dijo...

Aunque no seamos los responsables directos de esta barbarie, es cierto que nuestro silencio, amnesia y pelotudización cotidiana es la más siniestra complicidad. Ni un pibe más muerto por hambre Cristina!!!, ese tiene que ser el plan para salvar a la argentina. Que compra de autos,plasma,Louis Vuitton y toda esa mierda!!!!

Anónimo dijo...

Estos seres despreciables van a pagar muy cara cada una de las muertes de estos angelitos. Nuestros hijos se mueren y esta clase política mediocre e insensible sigue de fiesta. Que se Vayan todos... pero todos de verdad!!!