Algunos dirigentes argentos que provienen del sector verdaderamente popular, como Humberto Tumini, todavía creen que la "practicidad" neoliberal de los multimillonarios que se dedican a la política les puede dar los mismos resultados que a ellos, nos referimos a los Macri, a los Kirchner, a los Scioli, etc. Lamentablemente no es así. Vender pescado podrido aliándose a los enemigos ideológicos y de clase de siempre con meros fines electorales, encima a cambio de entregar valores y principios políticos construidos durante años, nunca resulta gratuito, a la larga o a la corta se paga una factura abultada. Dilapidar una trayectoria así es un suicidio político que el ex PRT-ERP, que si se cruzara con el gran Roberto Santucho debería esquivar un par de escupitajos, al igual que el chanta del maltratador y volátil Eduardo Anguita (no se pierdan esto, esto y esto), otro ambicioso del poder y del vedettismo que con buena labia pseudorevolucionaria logra vender a más de un desprevenido que el kirchnerismo es la panacea combativa del postmodernismo, cuando en realidad, no se diferencia mucho del macrismo y el clarinismo, sus enemigos íntimos y elegidos en esta coyuntura tan liderada por la hipocresía. Así como Sergio Abrevaya, quien era de la Coalición Cívica-Ari en la Legislatura, terminó abrazado a los calzones de Mauricio como su ¿ex? jefa, Elisa "Clonazepán" Carrió, por el carguito que hoy ostenta en el Consejo Económico y Social porteño, Tumini se mandó cualquiera al lado de Alfonso, el pibe del PJ (pero Morgan), y una resaca pseudoradical que ya preferimos directamente ni siquiera nombrar porque Alem empezaría a retorcerse en su tumba una vez más. Ayer a estos camaleones les ganó Ivo Cutzarida, un viejo galán de novelas, ignoto en el mundo de la política apadrinado por el "fachismo másgico" de los feudales Rodríguez Saá... la verdad muchachos... consejo RE-NUN-CIEEEENN!
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