domingo, 14 de junio de 2015

Una película sobre el Magnetto de los años '30, Natalio Botana, y las contradicciones entre izquierdas y derechas



Prometimos que íbamos a aprovechar los fines de semana para seguir informando sobre lo que pasa en los "pasillos" de nuestra profesión y que no sale en los diarios, en los canales de televisión ni en las radios, pero por sobre todo, para ver y leer material que enriquezca nuestro pensamiento como periodistas, ciudadanos y sobre todo como humanos, para intentar que todos juntos entendamos mejor como funciona este sistema y el poder en todas sus categorías y conseguir desentrañarlo, exponerlo, desvelarlo, y así crear y tener las herramientas suficientes para que en un futuro cercano pongamos manos a la obra para cambiarlo siempre en una perspectiva de mejoramiento para todos. "El Mural", es la excusa del gran director Héctor Olivera para contarnos con su particular visión, un fragmento de nuestra idiosincrasia histórica, no sólo en la Argentina, sino en la región y el mundo. El hilo conductor es la llegada a Buenos Aires del pintor mexicano comunista David Alfaro Siqueiros, quien después tomó posición por el stalinismo y varios años más tarde participó de un intento de asesinato al propio León Trotsky. Su llegada al país tenía que ver con la idea de realizar un gran mural dedicado a las luchar revolucionarias de los campesinos y trabajadores en los paredones de unas imponentes paredes de una fábrica en La Boca. Dado el contexto fascista de esas décadas en esta Ciudad, y que aunque parezca mentira todavía se mantiene camuflado en globos amarillos y bailes tipo after office de representantes de la Patria Contratista, hace que entonces la empresa se tornara imposible. Allí aparece entonces el Magnetto de la época, el propietario y director del Clarín de aquellos agitados años, el Diario Crónica, que era el que se encargaba de formatear la cabeza de la mal llamada e inventada "opinión pública" a gusto y piacere de sus intereses de clase y particulares. El hombre que estaba casado con una periodista y anarquista muy especial, Salvadora Median Onrubia, mujer que desde su posición había impulsado la liberación del hombre que ajusticio al asesino Ramón Falcón, jefe de la policía responsable de varios crímenes contra el pueblo, nada más y nada menos que Simón Radowitzky, decidió darse un gusto snob, que Siqueiros hiciera su mural en el sótano de su mutimillonaria mansión de campo para tenerlo de fondo mientras jugara cartas y tomara whisky caro con sus "amigos" en veladas nocturnas. Algo que al principio le suena delirante al artista, pero que con el tiempo asume con justificaciones polémicas que están reflejadas en el film. Así comienza su trabajo, muy bien pago por el potentado Botana, nada más y nada menos que con ayudantes como Spilimbergo, Berni, Castagnino y el pintor uruguayo, Enrique Lázaro. Allí se produce una trama de poder y sexo (elementos de un mismo dispositivo) que muestra claramente las miserias de quienes se consideran representantes de diferentes ideologías y clases sociales, entre ellos aparecen también Pablo Neruda y Victoria Ocampo entre otros. En un momento dado, Botana que había tomado como propio a un hijo que Salvadora había tenido con otro hombre antes de estar con él, quien terminará su vida trágicamente y a quien veía como su futuro heredero, le explica como extorsionar a "empresarios" para luego convertirlos en avisadores. Más tarde le pregunta al delfín: "¿Para vos qué es Crítica Carlos?", y el pibe sin  tapujos le contesta: "un diario que volteó a un gobierno constitucional"... Natalio lo mira serio y le confiesa: "y encumbró a un general que luego me metió preso"... El pibe le espeta sin piedad: "A lo mejor te lo merecías"... "mirá que atrevido", le contesta el padrastro magnate... y lo contradice con un "nooo... fue una traición... así le fue (se refería al golpista Félix Uriburu, quien había derrocado a Yrigoyen)... en cambio nosotros..."... lo interrumpe el hijo de Onrubia... "nosotros somos el cuarto poder!".... "nooo!, (lo corta en seco Natalio y afirma)... el primero!... los presidentes pasan, nosotros quedamos (les suena? ja ja!!)... y cierra sentencioso: "cuando más débil sea un gobierno más dependerá de nosotros y de nuestros lectores". Y en la cúspide de ese fragmento de la película de OliveraBotana muestra a su "alumno" desde el balcón de su oficina en Critica a la gente que pasa caminando por la calle para asegurarle: "Ahí los tenés... la mayoría son nuestros lectores... nosotros les hacemos un gran favor... les evitamos el enorme peso de tener que pensar... lo dijo Crítica y ya está!... nosotros creamos la opinión pública y ellos ya no están solos". Cualquier parecido con la realidad es absoluta verdad... ¿se la van a perder?...

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