jueves, 16 de julio de 2015

Volvamos a ser periodistas muchachos! basta de canibalismo e insensibilidad!


El colega Gustavo Remestvensky del excelente blog Medios y Opinión hizo un interesantísimo rescate de lo que nos podemos llegar a convertir a la hora de conseguir una "nota", por llamarla de alguna manera... en caníbales!. Porque la verdad compañeros, así como un robo en una fiambrería no es una noticia, aunque los canales de des-información rellenen horas enteras con esa mierda todos los días, nada tiene que ver con nuestro oficio. Cuando Lanata era periodista decía que el choreo en el kiosco de la esquina ni siquiera merecía aparecer en la equivocadamente denominada "Sección Policiales". Fue el gran Enrique Symns el que planteó que en todo caso, si se le quería dar un nombre a ese espacio en diarios, revistas u otros medios, a lo sumo se los podía denominar "Sección de Casos Delincuenciales", porque estos temas no se pueden tratar contando solamente la versión del comisario, del juez, del fiscal del policía. Eso para él, y nosotros coincidimos, es caer en un berreta "periodismo jurisprudente". El del "cronista" que cae en el lugar de los hechos y sólo habla con la "oficialidad" sin saber cual es la otra versión, la del ladrón, la del que cometió el delito, porqué lo hizo, y especialmente todo lo que atraviesa esa circunstancias en la que el que delinque también es una víctima de instancias superiores del sistema de desigualdad permanente. Y esto, lo decimos para los fachistas del facilismo, no quiere decir justificar nada ni a nadie, sino investigar, ver el cuadro completo. Llegar con un fierrito en la mano a grabar lo que dice el botón de turno no es información, es sólo una versión. Sería lo mismo si la contáramos al revés, porque esto no se nos puede pasar por alto. El cana también es otra víctima de una organización social que lo arrastra, y por un sueldo de mierda, a detener, reprimir y hasta matar, a quien pertenece a su misma clase social. Ni hablar que por tener las armas que le da el Estado y una placa a cambio de nada, tiene todos los números para ser tan o más delincuente que el pibe chorro que agarra de los pelos para meter en "su" patrullero. La idea es que ellos con sus uniformes y nosotros con los grabadores defendamos la propiedad privada de los poderosos que son quienes dictan el libreto y la agenda cotidiana y le ponen nombres a las cosas que no son. Si tuviéramos en cuenta todo esto, más allá del mal momento, no iríamos desesperados y como cazadores de liebres a tener el "testimonio" de una pobre madre a la que le mataron a su hija en circunstancias de las que sólo tenemos una versión parcial. Suponiendo que no hiciera falta decir todo lo que dijimos porque está incorporado por todos ¿qué necesidad hay de matarse para obtener un pedacito muy chiquito de semejante historia?. Eso habla mal de nosotros colegas. No podemos arrancarnos los ojos por una imagen, una voz quebrada que no tiene consuelo y no va más que a mostrar dolor real que será mercantilizado por los cotos desinformativos que venden morbo a muy buen precio. Esa de la jugada individual, del fotógrafo que le arranca la cabeza a otros para llevarse su fotito por la que le van a pagar dos pesos, del camarógrafo que putea a Dios y María Santísima para que los cronistas que se están reventando entre ellos bajen la cabeza es un asco!. Así es como estamos desorganizados a todo nivel... por eso un grupito de chorro de verdad, pero de trajes caros y corbata nos impongas salarios de hambre, nos echen como perros a la calle cuando se les cante el culo, nos maltraten, nos basurreen, etc, sin que nunca tengamos reacción alguna. Lamentablemente asumimos toda esta cagada como al natural, como una forma de sobrevivir en la jungla de algo que alguna vez fue un oficio inconmensurable, que habría cabezas, que guiaba sin tergiversar, sin imponer, sin engañar, sin mentir... entendamos entonces que pasó para que termináramos como muertos "vivos" o cavernícolas jodiéndonos unos a otros para algo que los medios transformarán en horas en una cosa tan efímero y banal como cambiarse los calzones, cuando podríamos bajar la ansiedad del instinto de la supervivencia animal y hablar todos juntos y tranquilos en un reportaje con quien quisiéramos. Por eso para encarar cualquier cosa primero hay que estar organizados, así perdemos todo: la dignidad, la solidaridad, la sensibilidad, el compañerismo, la capacidad de defensa, la integridad ética y moral, la objetividad, el raciocinio, y hasta una nota...   

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