miércoles, 25 de noviembre de 2015

El repudio de los colegas al editorial videlista de La Nación demuestra que se extinguen los gacetilleros del poder!

Si!... todavía hay mucho y los seguirá habiendo. Esos que disfrazados de periodistas escriben lo que les dicen, o lo que es peor, lo que creen que les dicen pero que va a "poner contentos a sus patrones". Ese regocijo estúpido por el servilismo extremo es un virus que ha infectado las cabecitas locas de miles de ex colegas y ha jugado en nuestra contra, no sólo a nivel profesional sino laboral. Así perdimos, o tal vez haya que decir, entregamos, no sólo el derecho a la imparcialidad sino también a reclamar lo que nos corresponde como obreros de la tinta, las cámaras, el micrófono o el teclado web. Así llegamos hasta acá, donde después de 30 años la estupidez de caer en el barro de ser cooptados en ejércitos mediáticos que únicamente juegan en una interna del poder que nos somete, empieza a resquebrajarse. Nosotros no tenemos nada que ver con esa clase privilegiada que nos contrata, la mayoría de las veces violando convenios y estatutos, con la finalidad de que legitimemos su sistema de desigualdad permanente... ese que va contra la clase trabajadora, a la que les guste o no, pertenecemos también. Sacarse de la capocha que quienes ejercemos este oficio somos vedettes de la calle Corrientes es primordial. Ese dispositivo de boludización que dejaron los verdugos de los verdaderos dueños del país, nos llevó a creer que ser periodistas es firmar autógrafos o acumular horas de estar al aire en diversos medios. No compañeros!, esa es una mentira. La "propiedad" que Magnetto, los Mitre/Saguier, Fontevecchia, Sokolowicz, Szpolski, Garfunkel, Vila, Manzano, Pierri, Cristóbal López, Hadad, y otros malandras tengan de los medios en los que trabajamos no implica, ni por casualidad, que seamos pensados o hablados por ellos. Esa mecánica se da en una fábrica donde se ensamblan autos o electrodomésticos, no en nuestra tarea diaria, donde hay que bregar por estar del lado de los más débiles de verdad. Investigar, escuchar todas las campanas para poder salir de ese periodismo "institucional", "jurisprudente", "corporativo", que no es más que una suerte de Invención de Morel... sólo un eslabón de una realidad virtual, televisiva, cinematográfica, que poco tiene que ver con el trasfondo de las causas y sus efectos. Ya no podemos regalar impunidad a uno de los Mitre escribiendo, encima como el orto, las barbaridades que escribió en favor de sus viejos amigos asesinos, y que ni pensamos reproducir en este sitio, ni que nos hagan decir que no hay pobres, que todos es una gran mierda, o que por el contrario, estamos en el País de Alicia. Volvamos a ser periodistas ¿se acuerdan?, esa era la consigna y tenemos ejemplos de sobra para retomar el camino que nunca debimos haber dejado, pero tranquilos estamos a tiempo, ellos nos siguen guiando y los pueden traer a sus vidas profesionales cuando gusten, no tienen más que hacer click acá, acá, acá, acá, acá acá... sólo algunos de los tantos compañeros que son ejemplos a seguir. Vamos a persistir en demostrarles a través de otros grandes como se puede empezar a levantar voces de protesta ante la injusticia del poder que sea y de donde venga. Felicitaciones a los cumpas de La Nación, así se hace!

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