miércoles, 4 de noviembre de 2015

Ni olvido ni perdón para los responsables políticos de los asesinatos de Darío Santillán y Maxi Kosteki!

Ahora algún fundamentalista del automalogrado kirchnerismo, ese que está arriando las banderas para dejarnos en la Rosada al Hijo de la Patria Contratista, Mauricio Macri, pequeño hermano rico de Daniel "Saúl" Scioli, podrá decir que se está haciendo leña de los árboles caídos... las pelotas!. Desde aquel oscuro 26 de junio de 2002 que se viene pidiendo insistentemente cárcel para estos autores intelectuales del crímen de Darío y Maxi que llevó adelante la "mejor policía del mundo". Por algo el corléonico Aníbal Fernández (lean acá y acá) perdió estrepitosamente el máximo bastión peronista de la Provincia de Buenos Aires a manos de "la fachita y gorilita linda", María Eugenia Vidal. Lo que tienen que saber es que todo está grabado en la memoria y que el juicio por esas responsabilidades se ha retomado y parece que a estos muchachos les va llegando la hora de que paguen sus culpas. Hace horas declaró Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo de la línea Fundadora dejó bien en claro como  el Padrino Duhalde, en ese momento presidente de la mentira, su secretario Caníbal, el por entonces gobernador bonaerense Felipe "Patricia Bullrich" Solá, y el service secretario de in-seguridad interior, Juanjo Alvarez pretendían instalar la idea de que los luchadores sociales, para ellos y los medios del sistema, piqueteros, se habían matado entre ellos... algo ridículo!... ¿qué pensaban que la marcha al Puente Pueyrredón era entre hinchas de River y Boca?. De la exposición de esta defensora de los Derechos Humanos se desprende que había un plan muy bien aceitado para liquidar a estos jóvenes e intentar disciplinar al pueblo movilizado. Acá les dejamos parte de lo que dijo muy firme Nora:

“Por esos días de junio de 2002, en donde había muchos movimientos sociales en las calles con reclamos en todo el país, especialmente de jóvenes varones y mujeres, exigiendo vivir con dignidad, estaba atenta a los acontecimientos de esos días en que había mucha ebullición de los movimientos sociales. Especialmente en la víspera del 26 de junio había muchas inquietudes. El 26 recibí un llamado de una compañera que me decía que había una gran represión en el puente Pueyrredón”, agregó. Luego Cortiña reseñó que tras verificar esto en las imágenes de la televisión se puso en comunicación con algunas madres, con el pastor José De Luca, de la Iglesia Evangélica Metodista, y con Adolfo Pérez Esquivel. Querían ir a la zona pero antes decidieron llamar al gobernador Solá. Recién lo lograron por la tarde. Dos veces le repitió Solá a Cortiñas que había sido un “enfrentamiento de pobres contra pobres”, y cuando ella le dijo que había muertos el ex funcionario y ex candidato massista le respondió que se quedara tranquila porque “fue entre ellos”. La Madre de Plaza de Mayo destacó que esa frase le quedó “grabada para siempre”, que la “lastimó e hirió”. Casi sin que mediaran preguntas, Cortiñas siguió con el relato de lo sucedido ese día. “Fuimos con Pérez Esquivel y De Luca a ver los heridos en el Fiorito, y ahi vi a Aurora, herida de bala, toda magullada, mal muy mal, descompuesta, no podía creer lo que había vivido, después recorrí otras salas y vi a hombres jóvenes lastimados, ensangrentados, como una guerra era la visión, no podíamos creer tanta criminalidad, tanta represión a un grupo de trabajadores que reclamaban justamente”, dijo.

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